Al principio pensaron que se trataba de un hombre porque su aspecto no solo era imponente sino que su figura era demasiado intimidante para ser la figura de una mujer, su oscura silueta junto a la enorme luna a sus espaldas también les hacÃa dudar si fuese un ser humano. El enorme caballo negro alzó sus patas delanteras en señal de saludo y luego la misteriosa figura cabalgó con ira hacia donde ellos estaban. Marcus sacó su arma mientras que Jack veÃa con detenimiento a la figura que se acercaba, sorprendiéndose al descubrir que era femenina. Creyendo que serÃa pan comido, simplemente corrió a donde estaba ella con intenciones de tirarla del caballo y proceder a someterla para después… el disparo se escuchó y vio a Marcus sujetarse el cuello mientras sus ojos se salÃan de sus orbitas. Largando un grito ahogado, cayó de su caballo y se estrelló en el suelo provocando un ruido seco. Jack se sorprendió pero luego sintió como el látigo golpeaba con fuerza su mejilla provocándole una herida en su mejilla, la cual comenzó a sangrar.
Bajando de su caballo, aquella figura desenvainó su espada y con una sonrisa le preguntó:
–         Buenas noches, no pude evitar notar que querÃas bajarme de mi caballo con intenciones de someterme, sin embargo dime ¿Crees que podrás hacerlo con tanta facilidad como piensas?
Jack no le contestó nada, solo se limitó a apuntarle con su fusil de mano, cuando repentinamente vio un ligero brillo en la oscura noche siendo seguido por un ardiente dolor en sus dedos. Cuando sintió como el arma se resbalaba de sus manos y caÃa al suelo fue que lo supo, lo supo al sentir ese dolor ardiente que le obligó a mover su mano hacia un costado, en contra de su voluntad, y cuando la acercó a sus ojos, solo pudo confirmar lo que ya sabÃa de antemano: sus dedos habÃan sido cortados y cuatro lÃneas de sangre corrÃan por su mano, como si fuesen las finas lÃneas de agua que corrÃan en las estatuas que se encontraban en el centro de las plazas de la ciudad.
Viendo con horror sus faltantes dedos junto a su sangrienta mano cuyo color rojizo parecÃa negro bajo la pálida luz de aquella luna, Jack se enfureció e intentó atacar a su oponente quien ya habÃa recargado su arma y disparado al bajo vientre de Jack, destruyéndole sus dos pequeños amigos que tenÃa oculto en sus pantalones. Largando un fuerte grito mientras colocaba su mano en su bajo vientre y la retiraba viendo una mancha negra igual de grande que la que habÃa en su otra mano, la expresión de Jack pasó de horrorizada a angustiada y con un fuerte gemido, largó a llorar mientras caÃa de rodillas. Acercándose a él, aquella imagen imponente y majestuosa, cuya figura se ensanchaba con la luz lunar que la iluminaba detrás, sonrió mientras blandÃa su espada. Ahora a Jack poco o nada le importaba de que sexo era, sino que comprendió que a todo rival se le debÃa respetar sin importar su género y jamás debÃa subestimar a su adversario o de lo contrario…
Fue un movimiento rápido, pero aun en la distancia y con aquella pobre iluminación, Alex vio como la cabeza de Jack era cercenada de un solo golpe y otra negra y gran lÃnea de sangre saltaba del cuerpo de aquel malhechor quien caÃa hacia un costado.
La batalla habÃa terminado.
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