La vieja fundidora de metal de Harris Street seguía activa desde 1946 y no había parado su producción en todos estos años. El sonido de las sierras industriales cortando el metal se oía a la distancia, también se podía escuchar los murmullos de los trabajadores junto al sonido de la radio, que tenía puesta a todo volumen los grandes hits del pasado tales como “Jonny B Good” de Little Richie y “Great Balls Of Fire” de Jerry Lewis. El enorme tamaño de aquella fundidora, casi parecía un Hangar antes que una fundidora, ocupaba toda la calle y dentro se podía apreciar aquella caliente lava en la cual sumergian los grandes pedados de metal, para ablandarlos y darles una nueva forma por medio de los martillos. Martillos que eran sujetos por musculosos hombres que sudaban debajo de sus camisetas sin mangas, los que las llevaban puestas por supuesto. El calor de ese lugar no solo era bochornoso, sino demasiado insoportable para aquellos que no estuviesen acostumbrados o preparados para resistirlo. Sin embargo, aquello no detuvo a Golden Gun de ir a revisar el interior de aquella fundidora.
Entrar no era dificil, en lo absoluto. Solo contaba con un enorme portón que se movía hacia un costado y permitía a los hombres entrar y salir a gusto a la vez que dejaba que un poco de aire fresco penetrara por dicho lugar. La entrada poseía un solo portero que por lo general solo debía de asegurarse que ningún curioso anduviese husmeando por los alrededores, algo que nunca pasaba, y verificar que ningún listillo se fuese del trabajo antes de hora. Algo que rara vez pasaba.
El portero era un hombre gordo, calvo y con un negro bigote pronunciado que llevaba una camisa blanca junto a unos vaqueros azules. Aquel hombre parecía una especie de estereotipo con piernas del clasico trabajador Norteamericano, hasta llevaba consigo el condenado casco amarillos. Pero las similitudes solo terminaban allí, debido a que Richard Crew deseaba cambiar de trabajo. Ser portero dentro de aquella fabrica no era tan malo como parecía, pero si era aburrido. No tenía que soportar el calor, solo el tedio de estar allí casi todo el dia, tampoco tenía que desgastar sus energias golpeando con fuerzas aquellos metales, pero sí tenía que desgastar su enorme trasero todos los santos días, sin hacer nada salvo vigilar. Lo único bueno de aquel trabajo era que podía escuchar musica mientras veía el panorama a su alrededor. Por desgracia aquel sitio era aburrido y nunca pasaba nada. Hasta que ese día vio a un coche negro aparecer cerca de la entrada y tras estacionar en la calle de enfrente, contempló como una hermosura se bajaba del coche.
Era una belleza por donde se la pudiese contemplar, de abundante cabellera dorada cuyo largo llegaba hasta su cuello y que se encontraba cubierta por un sombrero negro con una franja roja en el centro. Sus ojos azules se mostraban demasiado templados, por momentos parecían ser fríos como el hielo y en otros calidos como el sol del verano. Vistiendo como si fuese una mafiosa de los años 30, Crew no sabía si aquella muchacha iba a una convención de manga y anime vistiendo un cosplay o si se dirigía a una fiesta de disfraces. Acercandose a donde él estaba, ella esbozó una alegre sonrisa mientras lo saludaba con la mano.
“Hola, buenos días” le dijo con un tono alegre que llamó la atención de Crew, quien le devolvió el saludo
“Buenos días, digame ¿Qué se le ofrece señorita?”
“Por favor, llamemé Golden Gun” rió ella mientras hacia un gesto con su mano derecha de que no importaba ser tan formal. Retomando su suave y tranquila seriedad, Golden le contestó “Estoy buscando a un señor muy importante, me han dicho que suele venir aquí cada martes o miercoles, se llama Rojo”
Aquel nombre alteró a Crew debido a que sabía a quien se estaba refiriendo. Rojo era un amigo muy importante del dueño, alguién que siempre que venía, lo hacía acompañado por una pequeña escolta de tres o cuatro hombres fuertemente armados. Según el dueño, Rojo era un cliente importante al cual le interesaba mantener sus negocios en secreto, también le dijo que si alguna vez alguien preguntaba por él entonces que le dijera:
“Lo siento, pero no conozco a ningún Rojo, o al menos no recuerdo haberlo visto antes” Y en parte Crew le decía la verdad, no conocía personalmente a Rojo y tampoco sabía como era fisicamente, Golden Gun lo observó en silencio por un minuto, con una expresión amenazadoramente seria y tras relajar sus facciones, esbozó una sonrisa divertida mientras exclamaba:
“¡Oh bueno!, supongo que me equivoqué de lugar, mi culpa, ja, ja” Rió mientras sacaba de su bolsillo su celular “Espero no le moleste que llame a un amigo, iba a venir aquí para concretar una cita con Rojo, pero ya que me dice que no está aquí”
“Si claro, adelante, llame tranquila” le contestó Crew sin dejar de verla, repentinamente se oyó una exploción y tanto él, como el resto quedaron asombrados, una toma de agua había estallado y ahora salía el liquido para todos lados.
“Quedese aquí” le pidió Crew mientras veía como todos los demas soldadores salían de la fabrica para ver que pasaba, Crew también corrió a donde se dio la exploción. Aprovechando la confución y el caos, Golden Gun se escabulló en el interior de la fabrica sin ser vista o notada por nadie.
No lejos de allí, se encontraba un hombre alto y de corto cabello blanco bien peinado. Llevaba un elegante traje negro de cuatro botones en el saco y una camisa azul con una corbata negra con lineas rojas. La expresión de su rostro era demasiado severa debido a que odiaba ser interrumpido en mitad de sus negocios. Mirando con sus fríos ojos azules el entorno, el Magnate William Jurson se preguntó qué había pasado y si no debía de huir antes de que la policia viniese y descubriese sus negocios turbios con Rojo.
Comments