Había estado muy cerca de conseguirlo, por desgracia ese imbecil se puso en su camino, impidiendole sacar la información que necesitaba. Golden Gun condujo de nuevo hacia su guarida mientras sentía como la ira la dominaba poco a poco.
“Ese maldito hijo de…” pensaba Golden Gun, sumergiendose más y más en la ira. “Estaba tan cerca, tan condenadamente cerca” Aun así… Golden creía reconocer al sujeto que le disparó en la fundidora, solo que no recordaba en donde lo había visto antes.
A medida que se iba acercando a su guarida, su enojo se iba mitigando más y más hasta casi desaparecer por completo cuando llegó hacia su destino. Deteniendo el coche cerca de la entrada a su departamento, Golden cerró los ojos y se tranquilizó, alterada o enojada no iba a llegar hacia ningún lado. Sabía que había visto a ese sujeto antes, no recordaba de donde, pero estaba segura de que así era. No creía que él fuese Rojo, debido a que, según lo que Jeremy le contó, Rojo era un hombre al que le gustaba estar en las sombras, alguíen cuyo rostro no conocían ni sus más cercanos, haciendo imposible para los demas el poder identificarlo si los agentes de la D.E.A los llegaban a atrapar. Rojo no iba a aparecer en una fundidora a hacer sus negocios a la vista de todos, posiblemente aquel hombre tampoco hubiese podido decirle con claridad que aspecto tenía Rojo en realidad. No, aquello pudo ser una perdida de tiempo desde el principio.
“Tiempo, Tiempo” dijo en voz baja Golden Gun mientras trataba de recordar aquel rostro, repentinamente la imagen de William Jurson apareció nuevamente en sus ojos, pero no sosteniendo un arma y tratando de librarse de ella, sino en un comercial turistico en donde promocionaba un hotel de lujo en las Bahamas, con todos los gastos pagos. “Solo por tiempo limitado” sonrió Golden Gun mientras sus recuerdos finalizaban mostrandole la imagen del hotel junto al telefono que se encontraba en pantalla para poder pedir una reserva “Te tengo desgraciado”
“¡¿Qué nosotros qué?!” Exclamó Patrick sorprendido al oir lo que Golden Gun les había propuesto.
“Sip” Asintió Golden con una sonrisa divertida “Nos iremos de viaje a las Bahamas, ya saben, un lugar divertido para pasar el tiempo y dejar nuestro estresante trabajo detras por unos días”
“Jefa, estamos en medio de una importante investigación, no podemos…” protestó Jeremy sintiendose demasiado contrariado por los dichos de Golden
“Al contrario, si podemos, es mas, debemos” le contestó Golden, mostrando una gran seriedad en sus facciones que les hizo a todos reconsiderar lo que ella estaba diciendo.
“Golden, ¿Qué fue lo que descubriste?” le preguntó Higgins, siendo el único dentro del grupo que más cercanía y confianza tenía con Golden Gun
“Un posible punto de encuentro del grupo que trabaja para el desgraciado que estamos persiguiendo” le contestó Golden, procediendo a contarles lo sucedido en la fundidora.
Su hombro aun le dolía, los doctores le recomendaron que se quedase en el hospital, pero no podía. Tenía que contarle de esto a los demas, tenía que decirles que Golden Gun iba tras ellos
Lo primero que empacó fueron sus armas: una escopeta, tres pistolas automaticas y una Tommygun junto a cuatro AK 47. Aunque dentro de Estados Unidos había una ley que permitía a sus ciudadanos el poder poseer y portar armas en todos los estados del país, siempre y cuando tuviesen un permiso para su portación, lo cierto era que había un limite establecido para dichas armas, siendo las ametralladoras y los sub fusiles de asalto los únicos que no estaban contemplados dentro del permiso, siendo ilegal su uso en civiles.
Para poder llevarlas, Golden Gun junto a su equipo debían de desarmarlas y colocarlas en distintos equipajes, teniendo incluso que colocar a varias de las pistolas o rifles en envoltorios de juguetes con cartones coloridos que mostraban la imagen de un agradable policia calvo con grueso bigote blanco que sonreía mientras saludaba a su comprador. Al lado de dichas armas, se encontraba una placa falsa, un bastón de goma y unas esposas de juguete que descansaban en el envoltorio de plastico. Tras terminar de empacar las armas, Golden Gun decidió buscar la ropa que llevaría a su destino. Esbozando una sonrisa sacó de su perchero unas camisas blancas junto a unos pantalones de color negro, varias corbatas rojas y un bikini de color blanco, con un velo transparente de color verde.
Terminando de empacar algunos viveres, el grupo partió en coche al aeropuerto.
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